Los jardines colgantes de Santa Clara
Arecas, crotos, malangas, mantos y otras plantas ornamentales sembradas en uno de los balcones del edificio ubicado en la esquina que forman las calles Villuendas e Independencia actual Boulevard, constituyen un verdadero oasis que asombra a quienes acostumbran transitar a diario por ese lugar de la ciudad cubana de Santa Clara.
Mas, ¿quién le ha dado vida a estos jardines colgantes?Cuenta Iraelia Monedero Torres, quien vive en el primer piso del mencionado inmueble, que la idea se la sugirió una de las especialistas que trabajaron en las obras del Boulevard en 1988.A ella le apasionan las plantas, por eso hizo realidad aquel empeño, y comenzó a sembrar en macetas numerosas matas que ha cuidado con mucho esmero.
Sus esfuerzos hicieron que estas proliferaran de forma vertiginosa, y al cabo de 16 años la esquina ha devenido un acogedor mirador a la vista de todos.Relata Iraelia que cuando el huracán Iván amenazó a la región central, trasladó las macetas hacia el interior del hogar para que no sufrieran daños a consecuencia de los fuertes vientos o fueran a caer a la calle; sin embargo, para proteger las cuatro arecas, cuyas raíces han penetrado en la pared, tomó algunas cintas de nailon para enrollar sus pencas y atarlas. Al pasar el peligro, volvió a colocar el pequeño vivero en el mismo orden. Fue una suerte que el nefasto vendaval siguiera rumbo al occidente.Mas, como ella misma señala, el hecho de que gocen de buena salud se debe a las atenciones que le brinda a cada una. Se ha convertido en una costumbre revisarlas minuciosamente todos los días, con el objetivo de quitarles los gajos y hojas secas, y remover la tierra.ampliar
Mas, ¿quién le ha dado vida a estos jardines colgantes?Cuenta Iraelia Monedero Torres, quien vive en el primer piso del mencionado inmueble, que la idea se la sugirió una de las especialistas que trabajaron en las obras del Boulevard en 1988.A ella le apasionan las plantas, por eso hizo realidad aquel empeño, y comenzó a sembrar en macetas numerosas matas que ha cuidado con mucho esmero.
Sus esfuerzos hicieron que estas proliferaran de forma vertiginosa, y al cabo de 16 años la esquina ha devenido un acogedor mirador a la vista de todos.Relata Iraelia que cuando el huracán Iván amenazó a la región central, trasladó las macetas hacia el interior del hogar para que no sufrieran daños a consecuencia de los fuertes vientos o fueran a caer a la calle; sin embargo, para proteger las cuatro arecas, cuyas raíces han penetrado en la pared, tomó algunas cintas de nailon para enrollar sus pencas y atarlas. Al pasar el peligro, volvió a colocar el pequeño vivero en el mismo orden. Fue una suerte que el nefasto vendaval siguiera rumbo al occidente.Mas, como ella misma señala, el hecho de que gocen de buena salud se debe a las atenciones que le brinda a cada una. Se ha convertido en una costumbre revisarlas minuciosamente todos los días, con el objetivo de quitarles los gajos y hojas secas, y remover la tierra.ampliar
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idania -
Raddle -